¿Cuál será el precio de Bin Laden?

 

  

 

 

Illich Ramirez Sanchez, alias “Carlos” o el “Chacal”, fue uno de los terroristas más sanguinario y más buscado en la década de los 70 y los 80. El 15 de agosto de 1994, el servicio secreto francés logro capturarlo en Kartum (Sudan).

Dos fueron las circunstancias que propiciaron esta captura. Por un lado, “Carlos” dejo de tener los amigos que le cubrían la espalda. Tras la caída del muro de Berlín, perdió la protección de los países del bloque oriental y se vio obligado a trasladarse con sus amigos sirios y libios. Pero la presión internacional a la que estaban siendo sometidos ambos países por su política de apoyo y entrenamiento terrorista, les obligó a quitárselo de encima para dar una imagen de apertura. Por lo que terminó refugiándose en Sudan, motivo de la segunda circunstancia de su caída. Aunque abrazó la fe islámica y colaboraba con los servicios de seguridad de este país, Sudan no pudo resistirse a las tentadoras ofertas de Francia, que fueron desde ayudas estratégicas para atacar a los rebeldes secesionistas, hasta  apoyos en los organismos internacionales y un poco de aire fresco en su deuda.

El 1 de mayo del 2011 se anunciaba oficialmente la muerte, a manos de un comando estadounidense, del terrorista más buscado de nuestra década: Osama Bin Laden.

La presión autocrática que vivían muchos árabes forzaba un silencio que era aprovechado por Al-Qaeda para esgrimirse como portavoz único del movimiento islámico. Con las revueltas árabes, la organización terrorista empezó a perder importancia política, y la supuesta “pasividad” árabe dio paso a movimientos sociales que deseaban hablar por si mismos, y no sobre fanatismo religioso, sino sobre valores democráticos. Esta pérdida de influencia de la organización terrorista, sin duda ha sido una de las circunstancias que ha facilitado su caída.

La otra circunstancia será un interrogante, y es que, de momento no conocemos el precio que Estados Unidos ha pagado por su captura, al igual que hizo Francia en Sudan.

Aunque la pregunta que verdaderamente me preocupa es el precio que tendremos que pagar los trabajadores humanitarios por esta acción en el futuro.

 

 

 

© Luis de la Fuente Martin 2011 

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